¿Te has cansado de tu dormitorio y quieres un cambio radical pero sin tener que invertir demasiado dinero? Te vamos a dar tres ideas con las que el aspecto del cuarto será totalmente diferente y que no te obligarán a realizar obras importantes más allá de las relacionadas con la pintura. Ponte manos a la obra y transforma tu dormitorio.
1) Cambiar el color de las paredes. Cambiar el color de las paredes ya puede hacer que cualquier habitación de la casa se vea totalmente diferente. Pueden elegirse muchas opciones diferentes, como combinar distintos colores o incluso recubrir una pared con alguna imitación de materiales como la piedra o la madera.
Esto suele hacerse con la pared principal de la cama, en la que van el cabecero y las mesillas y le da un aire muy distinto al cuarto. Estos recubrimientos pueden ser de muchos tipos, desde los que realmente imitan a ese material hasta vinilos imitando dicho material que se pegan en la pared.
Incluso existe un término medio, que son recubrimientos con relieve pero de muy poco peso, que son adhesivos, por lo que resultan tan fáciles de poner como un vinilo pero con una textura y una terminación mucho más elegante.
2) comprar estores. Una vez que hayas elegido el color o colores de las paredes es el momento de cambiar las cortinas o estores. Tienes que tener en cuenta que si escoges estores con un estampado colorido y llamativo tendrás que poner el resto de los elementos decorativos de la habitación en tonos más neutros, así que tendrás que escoger.
Lo habitual es que el estor tenga un color similar al de la pared o que haga contraste con la misma y que el estampado, de tenerlo, sea discreto y sin demasiados tonos. De este modo, permite jugar con otros elementos de la decoración.
3) Colchas nuevas. Colchas o fundas de edredones. No importa lo que sea que te guste utilizar según la época del año. Pero si quieres ver tu habitación totalmente renovada y sentir que estás en un cuarto nuevo, necesitas que tu cama se vista de una manera muy distinta de la habitual.
Por supuesto, sus colores deben de ir a juego con paredes y estores, pero no tienen por qué estar coordinados. Solo escoge un elemento común, como el tono de fondo, y disfruta realizando distintas apuestas de color.