El detalle marca la diferencia

Cuando decidí con mi socio abrir una cadena de pokes en plena crisis, algunos amigos me preguntaron que si me había vuelto loco. “¿Por qué no esperar?”, me decían. Pero nosotros teníamos tanta fe en el proyecto que no quisimos esperar. Y el tiempo nos dio la razón, porque aquellos que esperaron para ver si escampaba terminaron por cansarse. El mundo ha cambiado y no vamos a volver a la situación anterior. Pero nuestro equipo consideró que en este nuevo escenario nuestro negocio tenía su lugar.

Conscientes de que los inicios no serían sencillos en un escenario de crisis sanitaria apostamos por reforzar tanto el aspecto digital como el del diseño. Con nuestro socio habitual en otros proyectos hosteleros, diseñamos Packaging Promocional para empresas para nuestros productos. El logo de nuestra cadena era una creación más que brillante y aparecería en todos los envases y recipientes tratando de crear tendencia entre nuestros clientes.

Las dos primeras sucursales de nuestra cadena de pokes abrieron en lugares muy estudiados. Uno al lado de una estación de transporte muy concurrida de la ciudad por donde pasan muchos trabajadores y estudiantes diariamente y otra en un barrio con muchas oficinas. Nuestro objetivo era atraer a esos dos grupos. Por un lado, el personal de las oficinas que suele comer productos de fácil digestión, sencillos pero saludables, y los estudiantes que cada vez apuestan más por la comida sana, pero con un toque vanguardista y exótico. 

Nosotros ofrecemos exactamente eso, pero además sabemos que tenemos que ‘envolverlo’ adecuadamente. También se come con los ojos como sabemos todos los que trabajamos en este negocio y el Packaging Promocional para empresas era esencial para estos primeros meses. 

Nuestro proveedor hizo un trabajo excelente como nos tiene acostumbrados adaptando nuestra filosofía a los envases y al resto de material promocional de forma que pronto nos convertimos en una moda en el sector. Y todo ello en plena crisis. Lo cierto es que nos arriesgamos, es un hecho, y nos podía haber salido mal, pero no quisimos quedarnos con los brazos cruzados esperando que todo se arreglase.