Qué mala costumbre tenemos de decir, ya sea refiriéndonos a un colectivo determinado de personas o a un colectivo de empresas, eso de “todo son iguales”. Lo triste es que a la mayoría de nosotros se nos ha escapado alguna vez esta expresión y siempre es para hablar de manera despectiva.
Si nuestro proveedor de Internet, por ejemplo, nos da una estupenda cobertura y una señal que llega con fuerza a casa sin problemas no decimos “todos son iguales” positivamente. Pero como un día falle por algún motivo… la frase llega a nuestros labios casi de manera automática.
Pues no, no todos son iguales, especialmente los proveedores de Internet. No todos ofrecen las mismas coberturas, no ofrecen los mismos servicios y no ofrecen los mismos precios. Incluso promociones que pueden parecer muy similares pueden esconder gato encerrado. Estos son algunos ejemplos:
– Promociones al mismo precio pero con diferente permanencia. A primera vista parece todo igual, ofrecen los mismos Megas y el mismo precio pero mientras que en una compañía puedes irte en el momento que desees, en otra estás atado durante dos años o más.
-Falsos regalos. Te ofrecen un teléfono, te dicen que es un regalo y que te lo dan porque eres un cliente fantástico. O bien es gratis o bien tiene un precio muy inferior.
-No es lo mismo ADSL que Fibra. Dos ofertas similares pueden ser una por ofertas ADSL y otra por fibra, pero no es lo mismo. La Fibra permite contratar velocidades de 300 Megas a precios muy baratos, algo que no puedes hacer con el ADSL, sobre todo porque estamos hablando de Megas simétricos.
Los Megas simétricos implican tantos megas de subida como de bajada, algo que agradecerán las personas que suben vídeos a la red o que juegan en línea y que saben muy bien qué significa esto.
Además de las compañías tradicionales, ahora existen otras compañías de teléfono como Masmovil capaces de ofrecer tarifas muy competitivas con todas las garantías. Por eso vale la pena estudiar qué ofrecen estas compañías y acogerse a las ofertas más interesantes.
Recuerda, las ofertas tienen demasiado a menudo letra pequeña. No permitas que te vendan una cosa por otra y exige siempre una copia del contrato para poder leerla antes de aceptar nada. Las contrataciones por teléfono se realizan, en demasiadas ocasiones, de manera impulsiva y sin tener del todo claro qué ofrecen realmente.