No hay manera, pese a que haga dietas muy estrictas soy incapaz de perder totalmente la grasa del abdomen. Me parece una batalla perdida, pero lo voy a seguir intentando. De cualquier manera, es un hecho que cada persona acumula la grasa en determinadas partes del cuerpo. Si cogemos unos kilos de más, a unas personas le pasa a la barriga y otras a los muslos. ¿A qué se debe esta diferente ubicación de la acumulación de grasa?
Los depósitos grasos están formados por tejido adiposo cuya función es almacenar lípidos. Cuando este almacenamiento es excesivo surgen los temidos michelines, cartucheras y demás denominaciones populares para este exceso de grasa acumulada en el cuerpo. Ahora bien, ¿por qué a unos la grasa se les acumula en el abdomen y a otros en los muslos?
En la mayoría de los casos, esta acumulación de grasa se explica por una alimentación poco saludable. Comemos de más y la grasa que no se quema se acumula. En algunos casos, esta grasa va a la zona inferior del cuerpo: glúteos, muslos, piernas, tobillos, etc. Es más común entre las mujeres y según los expertos en la mayor parte de los casos se debe a la conjunción de la mencionada mala alimentación con llevar una vida demasiado sedentaria sin ejercicio físico.
En otros casos, los depósitos grasos son más habituales en el abdomen. Son los michelines, como en mi caso. A pesar de tener unas piernas bastante delgaditas, mi abdomen sigue siendo más prominente de lo deseado. Los expertos añaden un elemento interesante a menudo citado como explicación alternativa para la acumulación de grasa en el abdomen. Se trata de la hormona conocida como cortisol que el organismo genera en respuesta a situaciones de estrés.
Cuando el cuerpo percibe una situación estrés, genera esta hormona como respuesta que hasta se la conoce como hormona del estrés. Es un reflejo natural y que no conlleva más problemas. La dificultad aparece cuando esta producción de cortisol es excesiva acumulándose justamente en el abdomen. ¿Quiere decir esto que todos los que tenemos barriga es por estrés? Pues no, claro, pero es algo que también conviene valorar.