Las puertas automáticas de garaje presentan un sinnúmero de ventajas: comodidad, ahorro de tiempo, bienestar, seguridad, etcétera. Basta con accionar un simple botón para liberar el cierre y elevar la puerta, sin necesidad de abandonar el vehículo o la vivienda, en caso de recibir visitas.
Este tipo de puertas son sinónimo de confort, especialmente si el propietario tuvo la prudencia de realizar una copia de mandos en Vigo, pues de este modo dispone de varios duplicados y las pérdidas y olvidos, siempre molestos, no son un problema. Tampoco es necesario perder unos minutos valiosos saliendo del vehículo, abriendo la cerradura y elevando la puerta de forma manual: con los mandos de garaje, todos estos pasos se simplifican en uno: apretar el botón de apertura a distancia.
Las personas con movilidad reducida son las primeras beneficiadas de las puertas automáticas. Aunque descender del vehículo y elevar la puerta sea una acción sin mayor dificultad para el común de los conductores, los discapacitados físicos pueden encontrar serias dificultades para realizarla sin ayuda de terceros. Así pues, el uso de estas puertas contribuye activamente a la integración social de las personas más vulnerables.
Por otra parte, las puertas automáticas pueden ser más fáciles de mantener en condiciones óptimas que las convencionales. Los materiales utilizados, así como la sofisticación de sus mecanismos, superan holgadamente a las puertas manuales, pues ocasionan menos problemas y son menos exigentes en cuanto a las reparaciones.
La principal fortaleza de este tipo de puertas es la seguridad, pues integran tecnología de última generación que eleva la protección a todos los niveles y contribuye a disuadir a los malhechores. Determinados modelos integran un sistema que previene aplastamientos accidentales, frecuentes cuando un obstáculo se interpone entre la puerta y su marco inferior. Así, cuando los sensores de la puerta detectan un objeto o una persona en su trayectoria, detienen el proceso de cierre.