No se sabe todavía cuál es el origen de un tumor de estomago aunque ya se comienza a saber algo más sobre cómo se originan. En muchos casos, las glándulas del estómago sufren una atrofia y las células que recubren la pared estomacal comienzan a ser más parecidas a las que viven en el intestino que a las que deberían de conformar esa zona del cuerpo. Estos cambios acarrean una serie de consecuencias, entre las que puede haber incluso modificaciones genéticas que deriven en la aparición de los tumores.
Pero, ¿por qué suceden estos cambios en las células que recubren al estómago? Aquí se barajan dos posibilidades. Por un lado tenemos el consumo de tabaco, que está directamente relacionado con la posibilidad de sufrir tumores en el estómago y otros problemas. El estómago es, tras lo pulmones, uno de los órganos más afectados por el tabaco ya que parte del humo pasa directamente al estómago a través del tracto digestivo.
Por otra parte, tenemos la bacteria H pylori. Esta bacteria está cada vez más presente. Son muchas las personas que la padecen incluso sin saberlo y es complicada de eliminar. No obstante, es importante señalar que no deben de sonar alarmas innecesarias, tener la bacteria H pylori no quiere decir que se vaya a padecer cáncer en el estómago. Solo determinadas variaciones de esta bacteria pueden ser responsables de colaborar en la aparición de tumores.
Como en todos los tipos de cáncer la prevención es muy importante. Se debe de comer de todo, pero siempre con moderación, especialmente en aquellos alimentos o bebidas susceptibles de causar irritaciones y problemas en el estómago. El alcohol es otro factor de riesgo junto con el tabaco y, además, en muchos casos van ambos unidos. El alcohol, especialmente si se bebe de manera continuada y en cantidad, puede destruir la mucosa protectora del estómago y causar úlceras y otros problemas que, en algunos casos, pueden llegar a causar un cáncer estomacal.
Otro de los factores que influye en la aparición de los tumores en el estómago es el factor hereditario o genético. Hay personas con cierta predisposición familiar a tener este tipo de problemas y por eso, cuando se sabe que existen antecedentes familiares, es muy importante realizar chequeos preventivos y seguir consejos para evitar hábitos que puedan favorecer que esa predisposición genética acabe convirtiéndose en un problema.