La conservación de alimentos reconoce en Galicia uno de sus escenarios más importantes a nivel internacional. Así lo demuestra el hecho de que los productos de famosas conserveras gallegas encabecen el ranking World’s 101 Best Canned Fish de las mejores conservas del mundo.
Los productos del mar y Galicia guardan una estrecha relación, y eso se siente con especial intensidad cuando hablamos de la conserva de alimentos. Que algunas de las principales fábricas de conservas de España se ubiquen aquí no es casualidad. La historia de Galicia está ligada al arte conservero que tan buena fama ha dado a la gastronomía española.
Las rías gallegas constituían la mayor zona salazonera de España hacia la segunda mitad del siglo XIX. La llegada de «los fomentadores» desde el municipio gerundense de Blanes supuso un punto de inflexión para la industria del salazón, pues introdujeron métodos y técnicas revolucionarias.
Fruto de esta asociación entre catalanes emigrantes y gallegos surgen las empresas familiares que hoy son referentes en el sector conservero: Cardona, Massó, Castañer, Rossell, etcétera, que darían lugar a la producción de conservas herméticas de la actualidad.
Se estima que Caamaño fue la primera fábrica de conservas de Galicia, situada en el municipio de Noia, en La Coruña, aunque limitaba su producción a perdices y pichones. Propiamente, las primeras conserveras centradas en productos del mar fueron Curbera y Goday, esta última aún existente y con gran influencia en su mercado.
De hecho, la mayor parte de las empresas de conservas con mayor facturación están situadas en Galicia, y las dedicadas a la conservación de pescado alcanzan en España un volumen de 2.700 millones de euros en su conjunto, de acuerdo al portal eInforma.
En síntesis, la conservación de alimentos no se entendería en España sin las fábricas conserveras de las costas gallegas.