No se incluye un manual con el pan. La mayoría de los padres primerizos cometen el error de sobreproteger a sus hijos y centrarse excesivamente en los detalles más pequeños. Mucha gente cree que debería haberse preocupado mucho menos por todo cuando sus hijos eran pequeños, pero es típico que muchos padres y madres lo señalen varios años después. En caso de duda, es habitual que los padres y madres prefieran acudir al médico si detectan un problema y no tienen los conocimientos suficientes para solucionarlo.
Evitar a los dermatólogos puede ser cosa del pasado una vez que los padres se enteren de la existencia de la piel atópica, una de las consultas infantiles más comunes. puede que los métodos estándar no funcionen, ¡pero no pasa nada!
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel muy común que afecta a alrededor del 25% de los bebés en los primeros meses de vida. Se produce cuando determinadas zonas de la piel se irritan en exceso, dando lugar a inflamación, picor, sequedad, eczema, etc. La piel no realiza adecuadamente su función protectora y por eso aparece este tipo de problema dermatológico.
Hay que tener en cuenta, en este sentido, que la piel de un bebé es diferente a la de un adulto. Principalmente es más fina y delicada, lo que la hace más sensible a la inflamación. También hay una sobreproducción de sebo que tiende a autocorregirse con el tiempo. Y esa es la respuesta básica para la mayoría de las afecciones de la piel atópica: dejar que pase el tiempo y que el sistema inmunitario «madure» la propia piel.
Sin embargo, los dermatólogos proporcionan tratamientos en forma de cremas, así como geles especiales para el baño, para aliviar los efectos de la piel atópica. Hay que tener en cuenta que sólo el 3% de los casos de piel atópica se manifiestan en niños. En cualquier caso, si no está seguro, debe consultar primero a su médico de cabecera y, si el problema persiste, acudir a un especialista.