Artista bohemio Vs artista formado

Cuando alguien afirma que quiere dedicarse a alguna de las diferentes facetas del arte y habla de matricularse en la escuela de arte Madrid suelen encontrarse con otros aspirantes a artistas que le dicen que no es una buena idea y le ponen ejemplos de famosos pintores, bailarines o cineastas que han logrado el éxito sin haber pisado jamás una escuela de arte.

Es cierto que estos ejemplos existen, igual que es cierto que hay músicos que pueden tocar de oído sin haber acudido jamás a un conservatorio. También lo es que son uno entre un millón y que el esfuerzo que tienen que realizar para llegar a donde llegan es enorme. Sus cualidades tienen que ser muy por encima de la media y, por eso mismo, se aprecia su excepcionalidad.

Pero ¿habrían sido estos artistas peores de haber acudido a una escuela de arte o a un conservatorio? Seguramente hubieran sido todavía mejores y gran parte del tiempo que han tenido que dedicar a comprender por su cuenta muchos aspectos de su profesión podrían haberlo dedicado a realizar más trabajos o a conseguir incluso una mayor calidad.

Un buen ejemplo lo tenemos en niños que destacan por sus cualidades en la música. Dos chavales que apunten muy buenas maneras y que parezcan destinados a triunfar si uno sigue el camino de la formación y los ensayos, pero otro cree que con su don natural es más que suficiente, ¿cuál suele ser el resultado? Normalmente, el primero consigue sus objetivos mientras que el segundo tal vez los logre momentáneamente, pero incluso si llega su carrera será más breve. Lo vemos cada día en el mundo de la música.

La formación no resta espontaneidad ni personalidad al artista, sino que le proporciona las herramientas para poder dar vida a lo que tiene en su cabeza y lograr que el resultado tenga una gran calidad. Le facilita su trabajo y le da más canales para expresarse y hacerlo de una forma mucho más eficaz. Por tanto, llegará a su público más fácilmente y transmitirá su mensaje tal y como desea hacerlo. Además, la formación le aporta disciplina, algo fundamental en los trabajos creativos ya que como bien sabemos todos, la inspiración tal vez exista, pero siempre es preferible que nos encuentre trabajando, tal como afirmaba el genio de la pintura Pablo Picasso.