Pasión por los coches americanos

Su pasión por todo lo que llegase de Estados Unidos le llegó a través de su madre cuyos padres habían nacido en El Paso (Texas). Con unos abuelos tejanos, era de lo más exótico del instituto, que fue cuando yo le conocí. Nos hicimos amigos cuando empezamos a hablar de música y él me introdujo en algunos grupos poco conocidos en España. Solía pasar algunas temporadas en Estados Unidos con la familia de su madre y cuando volvía a España siempre llegaba con jugosas novedades…

Más adelante, a los dos nos empezaron a gustar los coches. Cuando nos llegó el momento de sacar el carné de conducir, él lo tuvo claro: quería un Ford Mustang de aquellos que podía ver surcando las carreteras del sur de Estados Unidos. Pero por aquellos tiempos no era tan sencillo conseguir uno de esos coches. Recuerdo buscar  Coches ford de segunda mano en pontevedra por si había suerte.

Ni él ni yo teníamos dinero para comprar un Mustang, ni de primera ni de segunda mano. Así que él se conformó en un principio con un utilitario japonés heredado del padre y yo con un ciclomotor de 50 cc. Nuestro sueño de tener un deportivo americano debía esperar.

Cuando terminamos el instituto, nos dio la gran noticia: se iba a Estados Unidos para estudiar en la Universidad. Había conseguido una beca deportiva (era muy bueno en natación) y podía acudir a la Universidad de Texas at El Paso (UTEP). Nos alegramos mucho por él, pero también vimos la posibilidad de conocer Estados Unidos gracias a nuestro amigo tejano…

Y efectivamente, uno años más tarde, pasé un par de semanas de visita en casa de mi amigo. Me fue a recibir al aeropuerto y allí me esperaba una sorpresa. No me había dicho nada, así que ni siquiera sabía si tenía coche. Pero en el parking del aeropuerto me encontré con un flamante descapotable rojo. Había conseguido uno de sus sueños. Pusimos un poco de música tipo ‘road movie’ y pasamos un buen rato.

Cuando un tiempo después volví a buscar Coches ford de segunda mano en Pontevedra, con un poco más de dinero yo también conseguí mi sueño. Aparqué mi veterano ciclomotor y surque las carreteras de Galicia como si estuviera en el estado de Washington…